“E logo din que o marketing non alimenta.”
Una mesa servida. Un plato de comida. Un móvil encima.
Y un mensaje que, con toda la sorna del mundo, resume lo que llevamos años diciendo con gráficos, consultorías y powerpoints:
El marketing no se come, pero da de comer.
Si nadie te ve, nadie te compra
Lo escuchamos a diario:
– “El producto es bueno, pero no se vende.”
– “Tenemos clientes fieles, pero no entra gente nueva.”
– “La competencia sube en Google y yo desaparezco…”
Pues claro. Porque tener un buen producto no sirve de nada si nadie sabe que existe.
Y si el mensaje que mandas al mundo no se entiende o no llega… estás alimentando al de al lado.
No estás fallando en lo que haces, sino en cómo lo comunicas
El problema no es el pulpo, la empanada, ni tu forma de arreglar calderas o alquilar casas rurales.
El problema es que:
- No apareces donde buscan.
- No suenas a lo que ofreces.
- Y no das confianza para dar el siguiente paso.
Y eso es justo lo que el marketing –bien hecho– pone encima de la mesa.
Tres formas de llenar la mesa (sin cambiar de menú)
- SEO local bien trabajado
No vale con tener ficha de Google.
Tienes que estar entre los primeros cuando alguien busca “consultoría en Pontevedra” o “restaurante en Sanxenxo”.
Si no sales ahí, estás fuera del juego. - Campañas con cabeza (y retorno)
El problema no es invertir en publicidad.
Es hacerlo sin estrategia.
Una campaña de Google Ads bien montada no gasta, invierte. - Marca que se entienda
Tienes logo, tienes color… pero ¿tienes algo que diga quién eres y por qué contigo sí?
Una marca bien construida no es estética. Es dirección.
Y convierte.
¿Mesa vacía o cocina echando humo?
La decisión es tuya.
Puedes seguir pensando que el marketing no alimenta.
O puedes usarlo para llenar mesas, agendas y cuentas.
Porque si algo está claro es que, hoy por hoy, la visibilidad se come a la competencia.
¿No sabes por dónde empezar?
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